Los exámenes radiológicos aún plantean dudas sobre su seguridad, especialmente cuando involucran a niños. La radiación emitida no es muy clara para quien no es de la área y, muchas veces, se descartan pruebas imprescindibles por falta de información.

Para ayudar a comprender la radiación de imágenes médicas, la mayoría de las discusiones comparan las exposiciones con la radiación de fondo natural a la que estamos expuestos diariamente en pequeñas cantidades como parte de nuestro entorno natural. Esto ayuda a entender que nuestro cuerpo ya está acostumbrado a recibir una cierta dosis diaria y los exámenes no pasan mucho de esta cantidad.

Cuando el paciente se somete a dosis muy altas, el procedimiento tiene el potencial de causar quemaduras temporales en la piel; sin embargo, este es un caso raro. La preocupación más común es el aumento de las posibilidades de cáncer cuando la detección es rutinaria; no hay evidencia concluyente, pero los estudios de población han demostrado un aumento de la enfermedad después de grandes cantidades de radiación.

Si necesita hacerse una prueba de diagnóstico por la imagen que usa radiación y no está seguro de si debe hacérsela, hay tres preguntas que pueden ayudar:

1) ¿Es médicamente necesario? Si es así, el beneficio superará cualquier riesgo;

2) ¿Los exámenes anteriores pueden reemplazar este nuevo orden? Muéstrele a su médico sus pruebas de imagen más recientes. Así, podrá evaluar si la repetición es necesaria o no;

3) ¿Existen pruebas de imagen alternativas que no utilicen radiación? Pregúntele a su médico si la ecografía o la resonancia magnética pueden reemplazar el examen radiológico.

Si el examen se realiza a un niño, es importante saber que la institución está familiarizada con él, ya que se deben realizar ajustes de peso y tamaño. Consulte RadiologyInfo.org para obtener más información!