Los exámenes de imágenes han mostrado resultados interesantes en la lucha contra COVID-19. Clasificado como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nuevo coronavirus ha crecido rápida y exponencialmente en todo el mundo desde diciembre de 2019.

Primero, debemos entender que no se debe usar un examen de imágenes para la detección o como un diagnóstico aislado, a pesar de demostrar hallazgos frecuentes, particularmente por tomografía computarizada (TC). A pesar de mostrar hallazgos evidentes, la TC actualmente no cambia el enfoque de los pacientes con enfermedad sospechada o diagnosticada, ya que se usa en pacientes críticos, algo que ya es un estándar en cualquier otra enfermedad pulmonar. La radiografía tiene un papel secundario, ya que puede ser normal en una gran cantidad de casos. Está claro que el papel de la TC puede cambiar, con una mayor comprensión de la participación de la población y algoritmos más efectivos. Dicho esto, es extremadamente relevante que los radiólogos conozcan el patrón de participación de la TC.

Hallazgos CT más comunes de COVID-19:

• Opacidades bilaterales multifocales de vidrio esmerilado (que involucran varios lóbulos pulmonares, con distribución predominantemente periférica en el parénquima pulmonar);
• Predominio posterior de cambios;
• Predilección leve por lóbulos inferiores;
• Asociación de un fino reticulado y / o engrosamiento septal con opacidades de vidrio esmerilado, configurando el llamado patrón de mosaico (pavimento loco) en tomografía de alta resolución.

La TC a menudo parece normal, incluso en un caso confirmado de coronavirus. Esto se debe a la infección que afecta las vías respiratorias superiores, preferiblemente, preservando el parénquima pulmonar, lo que también ocurre con otras infecciones virales. Los radiólogos tienen la responsabilidad de guiar correctamente a los médicos y a la comunidad médica, siempre pensando en los pacientes más necesitados.